Libro tercero, Capitulo 13

Libro tercero, la caída, capitulo 13 El amo de la muerte




Una gran leyenda envuelve a las guerras náuticas, una guerra que ha durado tantos años que nadie recuerda cuales fueron las causas de estas, más aun, la mayoría ignoran contra que pelean y solo mitos mezclados con verdad envuelven al líder del ejército más despiadado del orbe, el ejército de La Marca. Todos y cada uno de los actores de este enfrentamiento son completos desconocedores de la verdad, todos excepto una, solo una persona ha vivido de cerca cada una de las etapas de esta guerra, solo ella sabe la verdad que se encuentra oculta en sus memorias y en su corazón.

Caminando de noche en el bosque y bajo la tenue luz de las estrellas, se encontraban Ootel y Fedrik hablando entre sí, desde lejos la joven se veía bastante feliz de poder hablar y estar junto a él, por el contrario Fedrik se veía un tanto incómodo y confundido al estar conociendo un mundo mucho más amplio del que había concebido.
Tras varios minutos de hablar, Fedrik notaba una notoria evitación de Ootel por hablar directamente sobre Maxlum, siempre desviaba la conversación hacia temas más generales en la guerra. En su razón él sabía que debía sacarle información sobre Maxlum, más que por un conocimiento estratégico, lo hacía por curiosidad, muchas leyendas se cuentan sobre Maxlum y su maldito ejército.
- Podrías decirme ¿Qué es Maxlum y por qué la gente le teme tanto? Se le compara con un animal desalmado y déspota.
Ootel se detuvo de golpe, mira un tiempo hacia el piso y con una sonrisa elevo su mirada en dirección a las estrellas.
- Él no siempre fue malvado, él no siempre fue el demonio que es ahora. Hace mucho tiempo, mucho antes de la gran traición, mucho antes del ascenso y la caída de los ancianos, existió un joven que deseaba el bien común y vivir en un mundo mejor para todos, para el no solo era un sueño, si no que era su objetivo de vida, sacrifico su bienestar y puso en peligro muchas veces su vida por hacerte de este mundo un lugar mejor.

Para erradicar las injusticias, debía dirigirse hacia los amos del mundo, un montón de nobles sobre alimentados sin ninguna intención de cambiar las cosas. En un descargo de odio e ira, asesino a los cretinos líderes, dándoles así la libertad a todos que morían de hambre por servirles. Muy distinto a lo que él esperaba, lo condenaron y atacaron, en medio del caos y devastación, asesinaron al bien más preciado que tenía en su vida, a su esposa.

Mientras contaba su relato, los ojos de Ootel se pusieron rojos y comenzaron a derramar lágrimas que caían por sus mejillas hasta tocar el suelo.

- Al ver a su amada morir frente a sus ojos, el corazón del joven se oscureció y en ese día ocurrió la matanza más grande de toda la historia. En esa gran ciudad vivían doce millones de personas, todas murieron ese día a manos del enajenado muchacho, nadie escapo al delirio furioso del poderoso sujeto.

Sin sentirse aliviado y solo sintiendo cada vez más rencor en su corazón. Conjuró un hechizo que por consecuencia lo llevaría a maldecir su alma por la eternidad para traer de vuelta a su amada, pero está muy lejos de estar agradecida, lo aborreció al ver que el hombre del que se enamoro había muerto por causa del rencor y el dolor.

- ¿Cómo sabes todo eso? –Le pregunto Fedrik un poco escéptico-
- Porque la mujer en la historia, soy yo. –le respondió mirándolo a los ojos, con una sonrisa llena de dolor y tristeza-
- ¿En verdad fuiste la esposa de Maxlum? –no sabía que le sorprendía más, si el hecho de estar junto a la esposa de Maxlum o el enterarse que un ser tan despreciable como él pudo haber hecho un acto tan noble como amar a otra persona-
- Aun lo soy, aunque bueno, no hemos celebrado nuestro aniversario en los últimos 600 años, pero legalmente aun soy su esposa, si se llegase a morir de un infarto yo heredaría legalmente todo su imperio. –Le dijo con una sonrisa, mientras reía un poco-
- Lamento mucho lo que sucedió. Pero aun no logro comprender ¿qué tan fuerte es Maxlum y como logro obtener un ejército tan poderoso?
- Maxlum es tan poderoso que incluso la misma muerte le teme, y lo más terrible de esto es el hecho de que no estoy exagerando. Todo comenzó después del incidente en Selene, las cuatro potencias de la tierra se enteraron de lo ocurrido y de inmediato enviaron a sus ejércitos para destruir a Maxlum, Millones de hombres armados sitiaron, acorralado y demasiado cansado por darme parte de su vida, cometió el acto más aborrecible que haya visto jamás, usando su poder devolvió a la vida a todos los hombres que había asesinado y los marco con un sello para recordarles gracias a quien estaban vivos, también les destruyo su humanidad al dotarlos de extraordinario poder físico, haciéndolos físicamente deformes y enfermos. Las acciones de Maxlum no pasaron desapercibidas y despertaron un poder superior, un ser que se hacía llamar, el señor de la muerte, apareció ante Maxlum para castigarlo por sus abominaciones y llevarse lo que le pertenece. A pesar de todo Maxlum lo venció e hizo de la muerte su sirviente.
- ¿Cómo que hizo de la muerte su sirviente? Explícate. –Fedrik estaba anonadado con tal aterradora verdad-
- Antes de Maxlum, al morir tu alma iba al hades para eterno descanso, pero ahora como Maxlum es el señor de la muerte, al morir tu alma pasa por él, quien te usara en su ejército y profanando así tu descanso eterno.
- Eso suena aterrador e increíble ¿Cómo es posible que sea tan poderoso? Me parece imposible tal magnitud de poder.
- Todo el poder inmensurable de Maxlum es por causa de su habilidad, un don que jamás he visto a nadie más tenerlo. Él puede aprender a la perfección poderes, habilidades y hechizos de sus enemigos o aliados con solo verlos, es más, es capaz de mejorarlos hasta incluso anular tus poderes.
- Parece una pesadilla.
- ¡Es mucho peor que una pesadilla! Si llegase a aparecer un sujeto más poderoso que Maxlum y se enfrentara a él, Maxlum de inmediato asimilaría todo el poder y habilidades únicas de ese nuevo enemigo. De esa forma haciéndose cada vez más invencible. El incidente de Selene ocurrió cuando él tenía 25 años y ya era extremadamente poderoso, ya han pasado más de 600 años y no quiero imaginarme el poder que ha obtenido en todos estos años.
- Luego de saber lo aterrador que es Maxlum hay algo que no me cuadra. Si es tan poderoso ¿Cuál es la necesidad de usar un ejército? Si es tan fuerte como me cuentas ¿Por qué simplemente no destruye todo y gana la guerra él solo?
- Es por su orgullo, él solo usa su poder contra enemigos que estén a su nivel, jamás atacaría a un ejército completo o a una ciudad con su poder, solo se reserva para enemigos que valgan la pena, para todo lo demás usa a su ejército y sus estrategias militares.
- Eso explica porque no me asesino al encontrarse conmigo en la aldea de la costa, me saludo de una forma bastante educada y luego se fue, desapareció frente a mis ojos.
- ¿En serio? Normalmente Maxlum acostumbraba a estrecharle la mano a alguien que lo haya sorprendido mucho ¿Qué fue lo que hiciste?
- Recuerdo que apareció justo después de haber vencido a unos malditos ninjas que asesinaron a toda una aldea, lo recuerdo y me entristezco.
- ¡Increíble! ¿De verdad venciste a los perros del infierno? Por si no lo sabias, Los Perros del Infierno, es un escuadrón entrenado personalmente por Maxlum, fueron creados para ser invencibles en batalla. Al parecer no me equivoque contigo, me siento muy feliz por al fin después de siglos haberte encontrado. –Ootel se abalanzo a abrazar a Fedrik-
Fedrik solo se quedó tieso mientras Ootel lo abrazaba, como príncipe nunca estuvo muy acostumbrado a las muestras fuertes de afecto, normalmente los demás siempre guardaban su distancia por respeto a su nivel jerárquico, pero al parecer eso a ella no le importaba y parecía muy feliz de estar junto a Fedrik.
Más tarde llegaron al campamento donde dormían los refugiados, el príncipe se encontraba exhausto y no había dormido nada a causa de sus preocupaciones.
- Duerme tranquilo esta noche, mañana tenemos una ciudad que recuperar. –le dijo Ootel con una sonrisa-
Fedrik cansado se quedó dormido junto a la fogata que Ootel encendió con su magia. Ella se quedó toda la noche despierta, mirando hacia al cielo, recordando el lejano tiempo en que alguna vez fue feliz.